Extraña rareza la de sentir y no saber qué.
Parecen miles de hilos enroscados y enredados unos con otros, y todos pero todos suspendidos en la boca del estómago. Se mezclan con los jugos gástricos y la sustancia producida por las glándulas salivales. Simula una piedra gigante en medio del río que no deja correr el agua en forma natural. Se fija cada vez más. Las letras se pasan por la cabeza pero la boca no escupe palabras. Todo sale con lágrimas, lágrimas sin sentido alguno para el resto de la gente pero llenas de sentir, repletas de las palabras que se cruzan por la cabeza y no salen por la boca. Distracción, dispersión, disturbio.
Eso es la angustia.
Parecen miles de bichos trepándote las piernas. Los ojos se enceguecen y se te inflama la frente. No te deja pensar, razonar, medir. Es el mejor amigo de la incertidumbre. Las manos transpiran heladas como carámbanos. La mente se bloquea, no entran ni lo sueños ni los vuelos ni los duelos. Nada. El corazón palpita, llegan los médicos sociales, el mundo parece acabar. Dan ganas de bajarse.
Eso es el miedo.
La piel se empapa de sudor y el cuerpo tirita de cuando en cuando. La mente vuela por caminos soñados… va del mar al campo, del suelo al cielo. Anda, camina, cabalga. La conciencia se pierde en laberintos sordos, ciegos y escandalosos. Las entrañas balbucean palabras sin sentido, gritos sin fuerza. Parece felicidad absoluta.
Eso es placer.
Es solo un estado. No tiene palabras para explicarlo.
Eso es amor.
Parecen miles de hilos enroscados y enredados unos con otros, y todos pero todos suspendidos en la boca del estómago. Se mezclan con los jugos gástricos y la sustancia producida por las glándulas salivales. Simula una piedra gigante en medio del río que no deja correr el agua en forma natural. Se fija cada vez más. Las letras se pasan por la cabeza pero la boca no escupe palabras. Todo sale con lágrimas, lágrimas sin sentido alguno para el resto de la gente pero llenas de sentir, repletas de las palabras que se cruzan por la cabeza y no salen por la boca. Distracción, dispersión, disturbio.
Eso es la angustia.
Parecen miles de bichos trepándote las piernas. Los ojos se enceguecen y se te inflama la frente. No te deja pensar, razonar, medir. Es el mejor amigo de la incertidumbre. Las manos transpiran heladas como carámbanos. La mente se bloquea, no entran ni lo sueños ni los vuelos ni los duelos. Nada. El corazón palpita, llegan los médicos sociales, el mundo parece acabar. Dan ganas de bajarse.
Eso es el miedo.
La piel se empapa de sudor y el cuerpo tirita de cuando en cuando. La mente vuela por caminos soñados… va del mar al campo, del suelo al cielo. Anda, camina, cabalga. La conciencia se pierde en laberintos sordos, ciegos y escandalosos. Las entrañas balbucean palabras sin sentido, gritos sin fuerza. Parece felicidad absoluta.
Eso es placer.
Es solo un estado. No tiene palabras para explicarlo.
Eso es amor.